Pero Alejo no era consciente de que no se escribe por despecho. Escribir es algo totalmente diferente. Nunca debe hacerse para complacer a los demás o para vengarse de ellos. Escribir es un acto mucho más íntimo, que nace en el alma y que pugna por salir desde las mismas entrañas. Es una necesidad y nunca debería convertirse en una obligación.
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